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Hace días vivo enjaulada en mis propios dedos.
Temblando, salgo a intentar llegar a un refugio, que me refugie
Voy sola. Camino en equilibrio por las juntas de las baldosas, sin parestesia.
Desierto, nadie habita en Caballito esta tarde.
Doblo y doblo y todas las calles son la misma calle, Buenos Aires es un laberinto de alegrías a la espera de ser descubiertas. . .
Doblas al 100, el portero eléctrico es un teclado de misterios, cada timbre es una nota desafinada, con toda la esperanza a ser afinada, dos octavas mas arriba.
Dudo, pero mi mano aprieta 4° “D”.
Debo estar mejor, nadie me mira más que yo misma.
La secretaria pone cara de esperanza, seguro lo hace con todas. . .como no hacerlo. . .?
Me siento a esperar, todos tenemos cara de sospechosos.
Todas pudimos haber sido nuestra propia asesina.
Todas tenemos ojos de un verde rivotril.
El mundo esta cada día mas lejos. . .de quien? Ya no me acuerdo. . .
En este desierto vienen a visitarme cada tanto “mensajeros de la alegría” vestidos de dopamina, y me hablan de vos. . .
Siempre hay Afueras, pero los Adentros nos cocinan más rico. . .
Montañas de ojos me miran, veo y por momentos no hay nadie, siempre no hay nadie.
Duermo sueños soñados sin soñar.
Profundo lago en silencio, sin agua y sin cielo, monocromo de pálido cristal.
Todo es de un blanco bromazepan.
Héroina de lexotanil, todas las espadas se toman con agua. . .
Quieren curarme mí adentro, me pintan el revés de mi cuerpo de un azul clonazepam.
Cerrajeros de valium, llaves quietas sin ruido. . .como la vida en este claustro que es mi cuerpo, sin ruido.
Ya vendrá septiembre, y comprare cada sábado fresias de muchos colores. . .,si supiera pintar sería Van Gogh, el pintaba para no volver al otro lado de su yo.
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viernes, 5 de septiembre de 2008
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