lunes, 22 de diciembre de 2008

Polaroid de Letras 36

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Sin saber si dos veredas van o vienen, nos invitamos a vagabundear ajenos a una realidad que nos tendrá.
Perdidos en nuestros ojos, decidimos navegarnos las almas.
Vos vestida de un azul anochecido venias a desenfundar tus armas de verdades lejanas, desvanecidas.

Estabas rara, agobiada por las burbujas de este hastío que la ciudad de los buenos aires te daba.

Mis ojos sin brillo se empeñaron en citarte para decirte que se hace pasado el olvido de tu rostro.

Donde era todo, decidimos dejar nada, donde habíamos construidos un mundo enorme con la dignidad de la maldad, decidimos que se muera el sueño, para que nunca nos nazca la cotidiana perdida de nosotros.

En el cartel que habíamos escrito para siempre hace años, hoy escribimos, “nunca jamás”.

Tu mirada se veía herida de pesar por el amor sin puente, añorando lo que nunca jamás sucederá.
Tu mirada de ojos verdes, tornasol de las oscuras gárgolas de la Iglesia de San Agustín.

Emborrachados de odio, nos bebimos todos los licores de los tipa y jacaranda que esta puta ciudad nos regala impúdicamente bella.

A los tumbos de una rayuela exquisita de desvaríos, donde no había escritos números sino letras y en lugar del sol una luna descangallada se reía.

El pelo de tu noche, noche de tu pelo negro, profundo, casi invisible.

Hay un adiós en el vino de tu baba buena, suave terciopelo de este adiós de mareados insultos que nos dijimos a carcajadas, mientras la gente nos miraba asustada.

Estúpidos espectadores de un duelo de titanes de la tristeza.

Av. Pueyrredón y Las Heras, se veía exultante de hemorragias azules y verdes.

Desinhibidos a base de uvas secas fermentadas por la luz del sol, nos sentíamos capaces de atrevernos a todo, y la paradoja era que habíamos decidido no atrevernos a nada.

Trinidad de una religión que inventamos solo para esta noche, recordando todas las sendas que tomamos, e incrédulos de las nuevas sendas que tomaremos.

Tomar, bebernos todo los ungüentos que las frutas del mundo son capaces de dar, intentando desdibujarnos el alma. Bebernos para nos vernos mas. . .

Rezo de esta lluvia de néctares amargos, curadores de heridas, vendas de pañuelos de seda de tu cuello eterno, interminable.

Pocas cuadras faltan para este chau para siempre, y grito despellejado, esta curda absurda, fugaz, que nos une para separarnos de la manera que menos duele.

Entraste en el pasado cuando la puerta de tu edificio se cerro, indiferente a esta noche traicionera de los destinos.

Me fui cantando despacito, como musitando del modo que podía un tango caustico:

Rara..
Como encendida
te hallé bebiendo
linda y fatal...
Bebías
y en el fragor del champán,
loca, reías por no llorar...
Pena
Me dio encontrarte
pues al mirarte
yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor,
tus bellos ojos que tanto adoré...

Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado...
¡Qué importa que se rían
y nos llamen los mareados!
Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos...
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más...

Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida...
Tres cosas lleva mi alma herida:
amor... pesar... dolor...
Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos...
¡Qué grande ha sido nuestro amor!...
Y, sin embargo, ¡ay!,
mirá lo que quedó...

(Los Mareados escuchar: http://www.goear.com/listen.php?v=912d2d8)

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viernes, 19 de diciembre de 2008

Polaroid de letras 35

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Somos inmigrantes, o por lo menos algunos tenemos esa sensación.
Certeza de ser un emigrado absoluto, sin ninguna certidumbre de donde venimos.

Lejos pero quien sabe de donde.
Cual es el origen? Donde esta nuestra patria?

Es una convicción interna de saberse desterrados.
En realidad durante toda la vida tenemos la sensación o la convicción interna de sabernos expatriados.

Sabemos que no somos de aquí, el problema esta que no logramos descubrir de que lugar somos originarios.
Es una nostalgia que se aparece cuando por las casualidades o causalidades de la vida nos topamos con un inmigrante de nuestra misma patria.
La extrañeza se hace de una hondura mayúscula ya que ninguno de los dos sabemos donde queda nuestro país de origen pero tenemos certeza que es el mismo.

Es ahí cuando nos sentimos inmigrantes conscientes.
El re-encuentro con un coterráneo nos hace saber que en algún tiempo/espacio de ese país partimos.

Como habrá sido ese viaje?
Que fue lo que nos empujo a dejarlo?
Volveremos?
Cual será el motivo que nos condenó a ser inmigrantes sin memoria?

Nada recordamos de aquel lugar.
Nada aparece nunca, solo la sensación de que en algún lugar existe, pero jamás podremos volver.

Como explicar la necesidad del rito del arte?
De que modo se despierta la sed que se hace inabarcable?

Instintivamente las cataratas de ofrendas se nos revelan, y el pincel, el cincel, la lapicera, las notas, hacen de nuestra persona una maquina de sobrevivir a fuerza de crear.

En el momento donde la mirada se nubla, cuando las manos no alcanzan a escribir la voz que nos dicta. Es ahí, solo en esos pocos pero hondos momentos, donde sentimos la sensación de estar “en casa”.

Quizás solo sean esas las únicas referencias a aquel lugar.

Quizás íntimamente, sabemos que como decía el Dr. Pascale, “hay otro mundos, pero están todos en este”.

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viernes, 12 de diciembre de 2008

Polaroid de letras 34

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Bajo este cielo oscuro y lejano me senté sin mas remedio que acudir a tu entierro.
Mitad afuera mitad adentro de mi alma, las manos son palas de este sacrilegio de destinos.

Doy testimonio de tus penas, soy culpable de todos tus aullidos en las noches de luna llena, ángel negro de tus sueños, bendije mis uñas con tierra.

Traductor de gemidos de todas tus alegrías reprimidas, escribo en dos tablas 10 secretos que jamás revelaré.
Y al bajar de la montaña después de haber sido revelado tu costado maravilloso, él te crucificó el destino, para mi tu-yo.

Violador de abecedarios, estigmatizaré las cuatro letras de nuestros nombres, que se vaciarán de sentido. Quien Hará De Juez?

De tus signos en el aire no se respirará hasta nueva vida.

He visto en ventanillas lejanamente cerca, carteles que decían:
"Cada dos vidas infelices mas dos envases vacíos de rivotril, canjean una vida digna de ser vivida. Validez de la promoción, todo tiempo vencido."

Soy profanador de cada micro-hectarea de tu piel seca, soy profanador del cementerio de todas las risas no usadas.

He profanado tus fronteras.
Cavar en tus labios con mi lengua, cada milímetro de tu boca de arriba y tu boca de abajo.

Te suelto, para que me sueltes. . .
Mis manos son de manteca negra, nada detendrá tu caída a tu vos más sola.
Estás a la deriva de tus propias lágrimas. Nadie Salva.

Grito y escribo con letras de fuego:

“Soy quien te profanará tu hipotecado futuro por las deudas de las felicidades que van “tirando””

Será transgresión la obsesión de los límites, que esta vez sellaré para siempre, desde adentro.
Vos nunca profanaste nada. Tan solo dermatóloga de frecuentes silencios.

En tu altar de sacrificio, seguiré llevando de noche para que no veas, ofrendas intangibles, como nuestras palabras extra-ordinarias.

Profanador de tu “vos” muerto, vivirás siempre. Profanadamente ausente.

Después de todo, vivimos de las Profanaciones de Sacrificios.

“Haciendo lo que mas me gusta. . .haciendo, haciendo. . .” (Bbsncs)


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viernes, 5 de diciembre de 2008

Polaroid de letras 33

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Época de colegio y Martina ya va al colegio de “los grandes” como dice ella, y está punto de pasar a 2 ° grado.
Se impone diariamente una tarea titánica por aplicar rutinas de cena y sueño.

Cuando las manitos crueles del reloj están cercanas a marcar las 20hs. en este bendito país, empieza a evidenciarse en la cara su ingreso paulatino a estado alfa (sueño). Acto seguido se implementan operativos de emergencia para lograr cubrir los requisitos mínimos, bañarse, cenar y lavarse los dientes.

Pero ante mis ruegos por “Martina tenés que bañarte, te estas quedando dormida”, ella contesta con cara de enojada:
“Mi cuerpo tiene sueño, yo no”

De un modo tan sencillo, hizo el ejercicio de disociación de la existencia, y vino a plantear la gran dicotomía de la materialidad de lo que somos con lo que deseamos o queremos, más allá de la economía de un cuerpo.

Como si hubiera separado un clara de una yema, planteó con sencillez el gran tema del ser de hoy:

La dicotomía del Ser con el Querer ser, o del hacer con el querer hacer.

Palmariamente hace catarsis, y descubre que habita un cuerpo que no logra manejar plenamente a alguien que es “ella”.

Entonces descubre inconscientemente que debe trabajar para domarlo.

Fragua de deseos a cumplir, funde el yo, y lo templa en la palabra, buscando alcanzar la resistencia mecánica de su cuerpo.

Es la voluntad disociada de la economía del ser que somos.

Debe luchar para que su deseo de no dormirse se imponga a la cansina realidad de sus ojitos.

Sin saberlo ingresa a la epifanía de la voluntad, bordándole a su tenacidad los primeros triunfos.

Cuerpo y mente, un todo que actúan como gemelos nacidos pegados, y nos tiran para lados distintos.


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viernes, 28 de noviembre de 2008

Polaroid de letras 32

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Pequeño manifiesto Malevich. . .

Cuando la pintura se desperezaba a comienzos de siglo, Malevich decidió refundarla.
Pintó un cuadrado Blanco sobre un fondo Blanco.

A las vidas, al mundo, se le acerca en momentos determinados la hora de lo que denomino Efecto Malevich, "Blanco sobre blanco". Punto cero.
De ahí en mas es anécdota de lo nuevo.

Es hora de crisis en el mundo, en la vida, en la esencia del ser, se vislumbra con total fascinación la fatal necesidad del Efecto Malevich.

De algún modo hay un juego en una mesa a la que no llegamos a verle la tapa en donde por momentos todo busca ser compensado. Si no es por certezas, por convicción, se resuelve por excesos, por crisis.

Nada va mas allá del limite que le corresponde.

Hay una frontera ontológica en el “ser” de las cosas que hace saltar las térmicas.

Cuando el crecimiento de algo excede lo que su esencia soporta, vuelve al punto cero, muta o se extingue. La economía constitutiva, es el mejor antivirus.

Algo le pasa a los ojos de la historia, hace días que esta con fiebre.

Hay en el aire de los viernes olor a lluvia de alegría.
Acerco a mis oídos ciegos, la boca-caracol de Benjamín, y escucho el sonido del mar de la esperanza.

Todo pierde el centro, nada es eje de nada. Todos somos soles de un nuevo sistema por crearse.

No hay orbitas prescriptas, solo limites invisibles, elásticos.
Seria útil saber donde vamos?

Luego pintó un cuadrado Negro sobre blanco.

Lo miro y solo veo profundidad y una vez mas, funda con ese profundo cuadrado negro, el sentido de la pintura, el sentido de todo arte, la incertidumbre.

Lo impenetrable, es esencia del deseo.
El acertijo de la imposibilidad de lo aprensible, es sentido de vida.
Como el cielo de Terciopelo Negro de tu letras, de todo el silencio.

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lunes, 24 de noviembre de 2008

Polaroid de Letras 31

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Toda la casa se ausenta cuando no estas. Se queda sin estructura, se desmorona.

Mi cuerpo es mi casa, y cuando venís a visitarla, se arman festines en cada rincón de los parpados.

La casa espera a oscuras, como abandonada en el silencio de tu ausencia.

Es raro ver como mis manos se abandonan, y estancadas de miedo, rezan a que vuelvas.

Tus ojos verdes me escanean cada erosión de mi piel, láser de mar, corrigen todo el extrañarte.

Me recuesto, y por décimo cuarta vez decido ver El Espejo (Zerkalo) de Andrei Tarkovsky, y cada vez es nueva. Así como los días estrenan la vida cada vez que nacen.

Me pierdo en el infinito de las imágenes, y escucho como la voz de Andrei flota cuando recita un texto que te ilumina con cada palabra.
Como flotan los sueños de la infancia que vuelven, como tu cara iluminada por tus ojos verdes, como las hojas del limonero en el patio, como la libertad de elegir ser esclavo de tus deseos, aun de los inconfesables, que te confieso todo los días.

Mi silencio es de contemplación. Estas dormida y espero el permiso de la noche, para abordar sin que lo veas, sin que lo percibas, cada rincón de vos, que necesitan de mis ojos para existir.

Una y otra vez, vuelve a mi y pronuncio en una voz muy baja lo que Andrei recita casi al principio de lo que para mi es su mejor película, y quizás la mejor de las que vi en todo mi vida. Un poema escrito por su padre Arseni Tarkovsky:


“De nuestros encuentros, cada instante era fiesta con el dios distante.
Solos en todo el mundo. Eras más valiente y liviana que el ala de un ave.
Por la escalera, como un mareo acosante, corrías y me llevabas - suave -dentro de la húmeda lila a tus dominios insondables por la otra parte del espejo.
Y al llegar la noche me fue regalada la piedad, se abrió la puerta del altar y brilló, brilló en la oscuridad la desnudez en su lento declinar.
Y al despertar: "¡Bendita seas!" dije y supe que era audaz mi bendición: dormías tú, y se extendía la lila para tocar tus párpados con el azul del Universo.
Y los párpados que el azul tocó quietos eran y la mano, tibia.
Y pulsaban los ríos en el cristal, humeaban los cerros, brillaba el mar.
Una esfera de cristal tenías en tu mano.
Dormías en un trono elevado. Y ¡Dios sagrado! Mía eras, mía mi beldad.
Despertaste y transformaste el léxico de la humanidad.
Y al hablar de fuerza sonora colmaste y la palabra "tú" mostró - oh, arte -su nueva esencia y significó: "zar".
Todo cambió en el mundo, hasta las cosas sencillas, palangana, bocal, cuando detenida entre nosotros estaba el agua dura y laminada.
Algo nos llevó al más allá, y, cual espejismo, se distanciaba - construida por milagro -la cuidad.
A nuestros pies la menta se acostaba y las aves seguían nuestra ruta larga y los peces en contra iban de las aguas y se abrió el cielo ante nosotros cuando el destino nos siguió celoso cual un loco que lleva una navaja.”



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viernes, 14 de noviembre de 2008

Polaroid de Letras 30

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La Imperdonada me ata con alambre la ansiedad de vida a estos parlantes que explotan con metálica angustia.

Corriendo por el boulevard de tus sueños, soy quien incendió todos los árboles, cuando saliste a la calle del desasosiego.

El agua estancada, fue el gran espejo del mundo. El mundo soy Yo.
Me miré y Yo eran dos Yo, o tres, o miles Yo, que me descuartizan el alma.

Trenzadas en una pelea milenaria, por quien soy, por quien debo ser, por quien quiero ser.
Que Ser me ancló en esta piel que solo me encarcela las ganas de volar adonde solo haya paz?
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Si tan solo pudiera ser mis palabras, mis textos.

No camino ningún pasillo de la verdad por miedo a encontrarme y verme la cara lavada.
Ando sin ningún maquillaje que me cubra de todos los desesperados por mi boca de abajo.
Maldito respirar aire de otros, que mienten y mienten y mienten.

Odio mi ser tanto como todo este pelo de oro, que me encadena a una imagen de maniquí “belleza ideal”.
Vidriera de deseos ajenos a los míos.
Soy todo lo que no se ve, o lo que se ve no es todo mí yo.

Me viste y yo no se como verte.

Miro hacia la montaña de libros y ahí están las “Yo” que se siguen peleando, y lloro hasta secarme, porque no quiero que gane ninguna, solo quiero ser en armonía conmigo misma.

Me voy a crucificar con todas las canciones de Wait, y quedaré en el Gólgota, a la intemperie, esperando a que Él me hable y pueda decirle, “porque me has abandonado”.

Y quizás sea yo quien me he abandonado. . .

Llené la casa de olivos secos de un domingo de ramos, en el que esperé en vano que alguien venga a sacarme flores amarillas y púrpuras de la panza. . . pero nadie vino nunca.
Entonces quiero ser Van Gogh, y pintarme cada parte de este cuerpo que espera por ser no-descubierto. . .

Soy Juana y estoy sin Arco, defendiéndome como puedo, de mi otra yo, o de esta yo.

Quien soy yo?

Soy la perdedora, la pendeja fatal, la puta que no me animo, la artista enorme, la mala persona, la infinitamente dulce, la nena que nunca deje de ser, la lejana de las letras de fuego, la moralmente correcta que no se te anima. . .

Porque esta puta vida me ve por tus ojos, que ya tienen anteojos.

Subibaja emocional, no hay plaza que contenga la hamaca para calmarme y dormirme, hasta que pase toda la tormenta que revoluciona el arenero de mi pueblo, al que extraño tanto como a esos cielos descascarados de las miles de paredes amarillas de mis cuadros.

Sin paracaídas salto, abajo no había nadie mas que yo.

Siempre entre yo y yo solo estoy yo. Siempre soy sola.

Tatuadora de letras en tu corazón, no me sé leer.

Escribo un lenguaje que no entiendo, pinto colores que no se distinguir, soy todo lo que no se.

Ojala nunca te vayas del otro lado del espejo.

Pongo el tema que me regalaste la última vez que te vi. . . . .:
Celeste Carballo hace una versión enorme de “Yo no te pido”, infinitamente mejor que la original me dijiste.
Suena furioso a todo volumen mientras canto y bailo.
Dentro de mi casa hay un diluvio de oro.

(http://www.goear.com/listen.php?v=92e319a)

“Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.

Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.

De lo pasado no lo voy a negar,
el futuro algún día llegará
y del presente
que me importa la gente
si es que siempre van a hablar.

Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas, no te niegues
no hables por hablar.

Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.”


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viernes, 7 de noviembre de 2008

Polaroid de letra 29

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Me quedo sentado en la mesa de la cocina esperando que la poca luz que se filtra por el esmerilado cielo nublado se retire.
El silencio de la casa, delata la sórdida palidez de la heladera que crea témpanos en paisajes desolados, a los que solo visitamos una o dos veces por semana cuando recurrimos a la comida freezada.

El patio se ve agobiado por el abandono, y esta colmado de hojas.

Hay viento, y por momentos la intensidad hace del árbol un striptease otoñal.

Aguardo las horas, una y otra, como cuando dejamos pasar los subtes esperando que venga el próximo un poco menos colmado de gente.

Pero acá todas las horas tienen la misma carga de cansancio que la anterior, y sé aunque espero a que llegue la otra en la Estación de los sueños, que será así.

Quiero engañarme, y solo justifico la espera.

Hago del sentado un anacoreta domestico, capaz de convertir a esta cálida casa reciclada en un monasterio trapense.

Son las cuatro de la tarde, y mi té de canela está listo. Tres cucharadas de azúcar traicionan la impoluta ritualidad del Té.
Soy quien corrompe mis propios ritos, con ansias de modificarme.
Desdoblarme fracturándome las entupidas certezas de saber que “Ayer”, fue imputado a una cuenta general sin apertura de costos.
Y “Hoy”, será devengado hora tras hora, sin ninguna intención de evaluar rendimientos y producción.

Jamás arme mi Carpeta de Lanzamiento, y el Presupuesto Básico ha quedado obsoleto.
Nadie se hará cargo de actualizarlo, por lo cual todos los índices darán mal siempre.
Tanto el SPI (Scheduled Performance Index) como el CPI (Cost Performance Index), irán mostrándome una tendencia constante de importantes desvíos, llegando quizás a No Recuperable.

Yo como PCE (Project Control Engineer), me controlo con una impunidad auto-destructiva.
Y dejando pasar el tiempo, traslado la responsabilidad de las medidas correctivas en un Gerenciador fuera de mí.

Sin prestar la mínima atención a los avisos en un Flash Report que se ahoga con las lluvias de primavera, en las ventanas con vidrios rotos del galpón del fondo.

Pienso, y suspirando me digo, citando al Principito:

Pero nosotros, que sabemos comprender la vida, nos burlamos tranquilamente de los números.

El margen del proyecto de vida, con que se mide? Cual es la unidad?

Cantidad de Dinero en billetes de 10u$s?
Sesiones de Sexo sutilmente violento y sin palabras durante la madrugada?
Medallas de latón acuñadas en letras góticas por nuestro desempeño Profesional?
Un volquete lleno de Post-It con mensajitos que dicen “genio” “hermoso”, “dulce”, “humilde admiradora” “bombón” “te como”?

Elegir no “ganar”, muchas veces, a pesar de parecer perder, nos templa el espíritu, decidiendo y no dejando que nos decidan por lo que nos conviene, contra lo que nos es ontológicamente necesario.
Al espíritu hay que educarlo en la alegría, no nos olvidemos que acciona como un burgués con miedo, paralizándose ante la incertidumbre.


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viernes, 31 de octubre de 2008

Polaroid de letras 28

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Me defino en la ausencia de lo que soy, pues ese espacio son mis límites.
Desdoblado sobre una soga que hace equilibrio sobre mis hombros, me paseo con los oídos desnudos por Av. De Mayo.

Hay jaulas detrás de todas estas personas. Detrás o adelante.
Yo las veo, con una nitidez de hambre. Algo sucio se me pego en la boca para siempre, y mis manos son látigos de letras.
Disfruto este triunfo de la crueldad de las palabras, como un zapallo en almíbar casero de abuela.

Dibuje mil veces la palabra Dios en todos lo rincones del limonero del patio. Dibujo porque no se como escribirla. Es mas fácil dibujar lo que decimos, que decirlo.

La alegría me desborda como a vos se te contraen las manos cuando estas rozando el vacío. Moretones de placer, sombras dactilares en tus piernas.

No hay cielo en octubre que no despierte el desconcierto de los que imaginan adivinar el tiempo. Pronosticar sobre acontecimientos de la vida, es jugar a la rayuela bajo la lluvia, con las tizas desapareciendo. Adivinar siempre es tiempo pasado.

Salté elásticos de mentiras, y descubrí mi mundo de colores.
Lo de vivir, es un acto simple. Hay que ver, oír y tocar.
El resto es pura masturbación intelectual.

Hay un abrazo esperando por Ser, cada dos metros de los ojos, cuando la vista va en la línea del horizonte. Cuando esta por debajo, solo somos estúpidos inspectores de veredas.

Voy por la calle, incierto mendigo.
Millonario en soles, vivo condenado a la luz mas sublime.
Sin saber, me aventuro en una expedición callejera de ojos.
Miro, clavo sin clavos. Miradas, me descubro como geólogo de pupilas. Minería de ángeles. He hallado miradas de oro.

Esta implacable sed del Todo, hace corregirme el GPS cada dos o tres metros de camino que avanzo.

Los atrapa sueños, me hacen colmarme cuando descubro que en mi identik mental de cada noche, hay un rostro inconcluso. Mi miro y no se quien soy. Me levanto pensando quien era . . .soy uno nuevo, cada 12 horas nazco.

La vida se arriesga en cada uno de nosotros el futuro de la eternidad, y no hacemos la menor referencia durante el cúmulo de nuestros actos a semejante responsabilidad.


No quepo en mí, queriendo asirme el alma que se me escapa, a festejar la alegría que no sabe como hacerse cuerpo sin encadenarse a vos.
Bendita lluvia de deseos, tengo un paraguas de red, estoy dispuesto a mojarme.


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viernes, 24 de octubre de 2008

Polaroid de letras 27

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Quebrado. Esta manera de frenarme, me obliga a pensar en un modo de esculpir del modo más cruel, la temperatura del espíritu.

Fragua sin fuego expuesto, la vida apuesta a fundirnos, moldearnos y cuando baja el calor somos más fuertes, fuimos templados.

Siento que he sido cincelado.

Quizás esta fractura no haya sido otra cosa que una cincelada para esculpirme quien sabe que de mí.

Esculpir algo que este comenzando a descubrirse, en la medida que quien esta haciéndome, va desechando lo que sobra.
No es fácil cuantificar la intensidad del golpe certero y su dimensión.
Como saber el precio de algo que no he visto.
Entonces por ahora solo me queda confiar en tamaña cincelada, y esperar a que descubra mi nuevo yo, moldeado a semejanza de quien sabe qué.

Espera quien guarda esperanza en el tiempo. Yo debo aguardar la calladura, pues de toda fractura hay una fe del callo que vendrá a vendar óseamente lo que buscó bifurcarse, bifurcándonos.
Pues nunca somos los mismos después de conocernos cuan completos somos cuando estamos sanos.

Se puede quebrar solo aquello que muestra signos de integridad.
Pero es necesario evidenciar palmariamente una fractura, para ver de que modo, necesitábamos abrirnos hacia otro lugar?

Hacerme a la idea de estar siendo cincelado por Algo o Alguien, me descubre esperanzado en el sentido de todo el dolor padecido.

Soy alguien que fui invitado a ser dueño de mi vida, escultor de todos mis silencios, me asestaron el andar, quizás para que me detenga a pensar. . .
Lo que debería descubrir es Qué.


Me quitaron algo que sobraba en esta golpe?
Quien sabe cuanto tardaré en descubrir de que modo, esta cinceladura, haya sido el detalle que dará sentido, a algo que no salía porque no sabia que estaba.

Cantando sobre un puente que esta amarillo por la ictericia de la envidia, grito con un altavoz de caramelo, una canción de L. A. Spinetta:

“Aunque me fuercen yo nunca voy a decirque todo tiempo por pasado fue mejorMañana es mejor”


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viernes, 10 de octubre de 2008

Polaroid de Letras 26

Con una rama seca de olivo, escribió sobre el barro todavía húmedo por la primera lluvia de primavera “Al filo del amor, se construye la eternidad”.

Él no sabía como descansar el alma en el cuerpo, hacer descender el ansia al deseo.



Era el séptimo poseedor de una margarita negra. Heredada.



En esas tardes donde el cielo parece incendiarse y Munch volvería a pintar “El grito”, la margarita lo interroga “¿Amas, o no amas?”.



Vivía condenado a amar, para no convertirse en un triste lobo.



Mentir es decir sin lastimar (reprise).



Dos Perdonadores lo auxiliaron aquella tarde en la que se acercaría a declararle un amor inconmensurable.



El cielo de aquel atardecer, lo habían pintado con resaltadores.

Ella se asomaría a su balcón francés en algún edificio de Villa Devoto.



Esperanza de anhelo, que juega su antigua esencia en el ser de los que esperan. Redimir el ser por el existir.



Sangre de palabras inundaban todas las calles, a la espera de una nueva luna, quizás llena.



Él, ansioso le propuso tomar una pócima para vivir siempre, “Ser eternos” le dijo. Y si algún día el amor se terminaba, deberían tolerar existirse.



Posible condena de dos que fueron uno, para descubrir que siempre somos solos.



- Quien quiere vivir por siempre?- dijo ella.



- Morir por amor es para los cobardes- dijo él.





Si ella decía “No” significaba el cambio de la materia.

Era vivir embrujado para siempre.

Errabundo de un silencio que no se nombra sino es de dos.

Suspiro del vacío más deseado.



La Felicidad aguardaba viendo la escena desde un bar, mientras le agregaba dos sobrecitos de edulcorante a su café.



Él llegó y la tardecita tenia gusto a mar. . .



Ella salió a su balcón francés. . .

Ella lo miró. . .

Ella subió la mirada, y no volvió a bajarla nunca más.





La Felicidad observó, lo miró y corrió la mirada tres veces…negándolo.

Chirrió un murciélago. . .



En el cielo, los Ángeles comenzaron a tocar la melodía de los des-enamorados, Lizt - Consolation N°3 (http://www.goear.com/listen.php?v=de2b9fa) . . .suave. . .casi sin lastimar a nadie. . .



Se plegó el cielo.

Todos los árboles del boulevard se inclinaban a su paso lento y cansino.



Peregrinaje sin testigos, comenzó su caminata por el boulevard Salvador María del Carril, rumbo a la plaza.

Su cuerpo comenzaba a cobrar luminosidad y transparencia, para cuando llego a la plaza era un fantasma, y su voz no existía. . .

Desde la copa de un roble añejo de la Plaza Arenales, aullaría cada noche de luna llena esperándola, por los siglos de los siglos.



Los autos se polarizaban de rocío, velando el deseo de todos nosotros, voyeur al paso.



La Felicidad estacionó frente a la Basílica San Antonio de Padua, en la calle Lincoln. Se arrodilló con las manos cruzadas. San Antonio la miraba inquieto, expectante, implorando a su vez no ser interpelado por la Eternidad.

La Felicidad, se apiado y no pregunto, y todos nosotros morimos en su claudicación.



Por no preguntar, nos preguntaremos toda la vida.



Cuando en la plaza parece escucharse un aúllo lejano y muy triste, dos lechuzas con ojos saltones que nadie ve, entonan “Una Furtiva Lagrima” de Donizetti (http://www.goear.com/listen.php?v=cf5ad13).

viernes, 3 de octubre de 2008

Polaroid de letras 25

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Cuando se hace imperiosa la subida al Monte Carmelo, y tenemos certezas que el viaje se hará de día y de noche, debemos procurar saber de que modo nos guiaremos en “esa noche oscura” como dice San Juan de la Cruz.
Obviamente podemos recurrir a las tres potencias del alma “entendimiento, memoria y voluntad” o a las tres virtudes teologales “fe, esperanza y caridad”.
Fe en el entendimiento, esperanza en la memoria y la caridad en la voluntad.
Recordé cuanto disfrute cuando me compre las obras completas de San Juan de la Cruz, y su posterior lectura.

Siempre el tema es la luz contra la oscuridad, pensé.


Una vez escuche a Atahualpa Yupanqui decir que “deslumbrar no es lo mismo que alumbrar”.
De algún modo, el deslumbramiento, tiene una función mas de aparentar, de aumentar aquello que solo alcanzaría con alumbrar.

Se cambia la luz por los fuegos artificiales, pero estos solo nos destellaran la cara, solo nos “alumbraran fugazmente”, y al cabo de un rato de maravilloso esplendor todo vuelve a la oscuridad mas conocida. Y uno disfruta perplejo tal espectáculo, y guarda la esperanza de que nunca se acabe. Que nunca se detengan esos chispazos de luz de infinitos colores.
Pero son fugaces, terminan. Se apagan, y no queda nada, ni la ceniza, ni la más mínima brasa.

Des-lumbrar, casi termina siendo la negación de alumbrar, niega por exceso. Desalumbra por que ciega con un intenso destello.

La luz que alumbra, es humilde, pobre en colores y destellos, pero fiel en sensaciones.
Profusa celadora de los iluminados desde tiempos inmemoriales, mira a la oscuridad de reojo, vigilándola, y nosotros debemos hacernos de su alumbrar, sabios conocedores de distinguir, aquello que deslumbra por nuevo o por novedoso, de lo que realmente viene a alumbrarnos, a darnos sabia visión sobre temas que siempre son difusos. Pero que nunca serán fugaces,

Elegir por lo que nos deslumbra, es quedarse a pasar la noche en medio del campo, solo con una caja de fosforo.
Ahí necesitamos el fuego eterno, lo que nos convoca iluminándonos.

Cuando aparece el fuego eterno, se nos iluminan los ojos.
Y los ojos, son espejo del alma.


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viernes, 26 de septiembre de 2008

Polaroid de Letras 24

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Desde hace 12 días soy tutora de tu recuerdo, me lo otorgaron sin solicitud alguna. Dicen, que a mis 28 años de edad debería tener preparado este tipo de trámites en mi cabeza. Yo no quería ser grande, y menos estar sin vos.

En qué juzgado de qué lugar, consideraron que estaba en condiciones de vivir tan solo con la memoria de tu voz?
Resuena en mis oídos, el sonido de tus canciones para que me duerma, cuando la primaria era cosa de chicos grandes, y yo estaba en 1°A.

En que enciclopedia de Arte, figuraran las miles de lunas que le agregaste al cielo cada noche en las vacaciones de invierno, cuando cursaba mi primer año de la secundaria.
Mis aparatos y mi vergüenza adolescente me impedían decir claro, Te amo.

Anclas en la memoria, aquellas noches de verano en el patio de casa, cuando apagábamos las luces para ver cuántas estrellas en un código Morse que habíamos inventado, nos decían si el domingo habría sol para poder ir a la plaza.
En ese momento sentía que el destino del mundo dependía de nosotros.

Siento una incomodidad con esta realidad que es sin que yo logre insertarme.

Me veo extraña por llevar algo encima que no se como se lleva puesto.
Así como los anteojos que me acompañaste a elegir para verme menos fea, porque no veía bien de lejos el pizarrón.
“No vas a ver mejor”, me dijiste,” vas a ver distinto”.
Ahora veo distinto, pero los anteojos de tu ausencia, me molestan tanto que me hacen llorar mucho. . ., quizás sea que me aprietan la nariz.

Esa nariz que esperaba cada tarde tu regreso, para sentir tu mano y la pregunta con tus ojos profundos:
“Como te portaste hoy?”

Voy barajando años, en este rosario que tengo en la mano y no se rezar. Era tuyo, de tu primera comunión.
Me lo regalaste un día que lloraba desconsolada porque la maestra me había dicho que Dios era nuestro papá, y yo solo te quería a vos. . .como mi papá.
Sentado en mi cama, me miraste a los ojos y me dijiste, “él también es el mío”. “Es el de todos, pero yo soy solo tuyo.”

Donde habré puesto la carpeta con todos tus papeles?.
Odio tener que hacer estos trámites. . .verte en todas estas fotos, y que solo haya ruido a la calle dentro de esta casa, que se desmorona, como un almohadón cuando le quitamos su interior de guata, y la funda no sabe como seguir siendo. . .

Los papeles se acumulan por doquier, algunos ya amarillos, y sin ninguna validez. . .Sorprendida encontré en una bolsa prolijamente guardado el diario La Nación del día que nací y seguro compraste para que sepa en que estaba el mundo cuando yo llegaba, 11 de Noviembre de 1979.

Las últimas cajas y muebles, esperan acongojados, como emigrados cuando están por partir, sin saber donde, ni como será su destino.

Esa camisa, tu preferida, casi siempre te la ponías cuando íbamos a pasear solos, vos y yo.
Recuerdo que me sentía una princesa caminando de tu mano.
Nunca volví a sentir con tanta seguridad mis pasos.
Arnés de tus brazos, con tus abrazos me sentía capaz de hacer parapente en el precipicio más alto.

La tarde caía con nosotros en la heladería, vos chocolate y mascarpone, yo manzana y dulce de leche con merengues. . .

Siempre hablabas de una libretita de tapas blancas, que habías perdido, apenas nos mudamos a esta casa. Estuviste por días triste. Paradoja del destino, ahora que la casa esta vacía, detrás de un baúl viejo de tus abuelos, escondido entre la tela que lo vestía interiormente, la veo. . .

Me siento en el piso, la madera cruje, como saludándome.
La tinta en algunas paginas se fugó o esta a punto de hacerlo.
Recorro y voy leyendo azarosamente, citas, pequeños pensamientos tuyos, anotaciones, la tinta siempre es negra. . .
De pronto aparece aplastada, como dormida una flor de lavanda, al abrir la libreta en esa página, bosteza con su perfume particular.
Hay algo escrito en rosa. Perpleja trato de adivinar algún mensaje entre los criptogramas, borrosos signos. . .
En un costado aparecen números, como si fueran una fecha, me esfuerzo y logro distinguir:

“11.11.1979

Verte, nace!”


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jueves, 18 de septiembre de 2008

Polaroid de Letras 23

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Como a merced de un dios sin mucho oficio, me sumergí ilusoriamente en un confuso ámbito que no permitía distinguir más que siluetas.

Habíamos acordado jugar a encontrarnos, hacer como los perros, olernos el alma a la distancia.

La oscuridad nos invito a jugar a un Pan y Queso con los ojos, y sin dejarme de decir el quinto Queso, estallaron las migas de tu risa por todas mis manos.

Tenías el pelo de pana negra, y tu cara quedaba flotando seductora en el aire.


Antes de que dieran las doce, corrimos a refugiarnos a una caverna sin techo, pues no queríamos ver como a las falsas caras felices, se les pasaba el efecto de las brujas sintéticas.


Era noche de rito, sin fecha, hoy sin proponérnoslos queríamos refundar la escritura.

Comenzaste siendo una planta carnívora, temblando de pánico, fui hambre de tu gula.
De repente el silencio y seguido tembló la tierra de una punta a la otra del yermo. Volcán con lava de acero, te volviste árbol, de ramas en celo.


La ceremonia giraba necesitando de cantos sagrados, puse The Pixies, duendes traviesos del mundo interior de quien sabe que concha sagrada. Sonaban asfixiando el aire y las voz de Black Francis, desgarrada repetía como una jaculatoria “Where is my mind” (http://www.goear.com/listen.php?v=56a30da)


Como en el principio del silencio, ofreciste tu pulpa de árbol nuevo, para ser la hoja del primer libro del deseo.

Revise tu cartera, encontré tu Revlon, color “Fire & Ice”, un “útil de escritura” perfecto.


Mientras repetías "palabras profanas en tu boca pura", me pediste que me convirtiera en taquígrafo de tu deseo.

Escribí porque me lo pediste

Escribí por que me seducía la tersura y blancura del “papel”.

Escribí en cada rincón de tu cuerpo, en letras grandes, en letras chicas, la palabra PUTA mil veces.


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jueves, 11 de septiembre de 2008

Polaroid de Letras 22

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Es sábado a la mañana y el día esta muy nublado, preparo un café.

A esta hora de la mañana todo tiene olor a víspera.

Sentir absurdamente la sensación de estar frente a la primer mañana del mundo, como si fuéramos capaces de ver nacer el Tiempo.

Estoy intentando leer “Poesía completa” de Dylan Thomas que me regalo Leo hace un mes, y a pesar que me gusta mucho, me cuesta horrores.

Todo es motivo de distracción. Abro la cortina.

El patio esta nevado de pelusas del plátano que esta en la vereda.

Como si el árbol estuviera deshilachando una manta que lo abrigo del frío todo este tiempo.

Todo parece alfombrado, apenas se ve la desgastada y desprolija laja San Luís que nunca logramos cambiar.

Mis ojos se estancan a ver como llueve sin agua.

Lentamente, con una cadencia de siesta se desploman infinitas hebras de peluche.

Caen mansamente como si desearan demorar el contacto con el suelo.

Sin proponérselo, marcan el tiempo cansinamente, invitándome a perderme en esas caídas libres.

Toda esta filigrana de oro anuncia el fin del invierno.

Hace dos año que murió mi abuelo, y parece llorar brizna.



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viernes, 5 de septiembre de 2008

Polaroid de Letras 21

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Hace días vivo enjaulada en mis propios dedos.

Temblando, salgo a intentar llegar a un refugio, que me refugie
Voy sola. Camino en equilibrio por las juntas de las baldosas, sin parestesia.

Desierto, nadie habita en Caballito esta tarde.

Doblo y doblo y todas las calles son la misma calle, Buenos Aires es un laberinto de alegrías a la espera de ser descubiertas. . .

Doblas al 100, el portero eléctrico es un teclado de misterios, cada timbre es una nota desafinada, con toda la esperanza a ser afinada, dos octavas mas arriba.
Dudo, pero mi mano aprieta 4° “D”.

Debo estar mejor, nadie me mira más que yo misma.

La secretaria pone cara de esperanza, seguro lo hace con todas. . .como no hacerlo. . .?

Me siento a esperar, todos tenemos cara de sospechosos.
Todas pudimos haber sido nuestra propia asesina.
Todas tenemos ojos de un verde rivotril.

El mundo esta cada día mas lejos. . .de quien? Ya no me acuerdo. . .

En este desierto vienen a visitarme cada tanto “mensajeros de la alegría” vestidos de dopamina, y me hablan de vos. . .

Siempre hay Afueras, pero los Adentros nos cocinan más rico. . .

Montañas de ojos me miran, veo y por momentos no hay nadie, siempre no hay nadie.
Duermo sueños soñados sin soñar.
Profundo lago en silencio, sin agua y sin cielo, monocromo de pálido cristal.
Todo es de un blanco bromazepan.

Héroina de lexotanil, todas las espadas se toman con agua. . .

Quieren curarme mí adentro, me pintan el revés de mi cuerpo de un azul clonazepam.

Cerrajeros de valium, llaves quietas sin ruido. . .como la vida en este claustro que es mi cuerpo, sin ruido.

Ya vendrá septiembre, y comprare cada sábado fresias de muchos colores. . .,si supiera pintar sería Van Gogh, el pintaba para no volver al otro lado de su yo.


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viernes, 29 de agosto de 2008

Polaroid de Letras 20

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Sin la mínima oportunidad de moverme, me desperté invadido por vos. . .
Tenías toda la intención de desayunarme.
Afuera el frío hacia todo lo posible por atemorizarnos y obligarnos a no salir.
Me encontré en una guerra que nunca me declararon y no podía más que aceptar…



Exultante de vitaminas, saliste a la calle en desafío estacional.
Tu escote abofeteaba al invierno, imponiéndose a toda la gravedad de las miradas.

El sol empezó a manchar todas las paredes de la habitación.

En la cocina el olor a café denuncia que ya no estas. Vos desayunas-té.

Me sirvo la segunda taza, mi escritorio es un desorden estrictamente intencional.
Abordo los dos libros que estoy usando para terminar el ensayo sobre la necesidad de ser provocados al extremo de perplejidad por el arte. Así me lo sugeriste, yo prefería hablar de dejarse coger por el arte, pero dijiste que era muy fuerte, y solo era lenguaje para extra-ordinarios.


Apoyado sobre mi escritorio está tu primer regalo, un cuadro que pintaste hace años.
Miro y me quedo perdido contemplándolo.
Tiene toda la simpleza de tu espontaneidad.
Un rectángulo púrpura con dos círculos amarillos dentro, cerca pero sin tocarse.

Recuerdo lo que te hablé, recuerdo tu cara de asombro, recuerdo que me lo mostraste.
Recuerdo que no podíamos creer haber pensado e imaginado lo mismo a kilómetros y años de distancia.

Mi amigo Nico dice que quizás sea:

“Que ven el mundo desde el mismo punto, y eso considerando que la materia es impenetrable e indivisible, implica que para ver lo mismo desde el mismo punto tiene que tratarse de la misma persona......y eso es lo que atormente, la posibilidad de que en algún momento tengan que haber sido sí o sí uno solo. Complicado pero claro”

Recuerdo todo el silencio después.

Equilibrista, disfruto de este vértigo que te tiene y me tiene.

Trapecista del destino, ando sin red.


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viernes, 22 de agosto de 2008

Polaroid de Letras 19

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Muchas veces uno viaja, se va de sí, por días, meses, e incluso nos ausentamos de nosotros por años.
Hasta que de pronto, nos caemos en nuestro propio yo, de repente nos damos cuenta que es hora de volver, de “volvernos”.

Pero el Yo que dejamos aquella tarde de Febrero, o aquel atardecer de julio, no está.

Donde fue?
Quien sabe. . .uno no logra encontrar a quien preguntarle.
Algunos vecinos dicen que mi Yo se mudo al departamento que siempre soñé tener en cercanías del mar. . .
Hubo otros que me dijeron que llego muy tarde y me voy muy temprano por la mañana, pues estoy dedicado full-time, a un nuevo empleo que me depara una importante mejora económica y progreso profesional.

Perdido y sin certezas donde poder buscarme, me senté en el umbral de mi casa a esperarme. . .
Vendré?

Eran las 20hs, y de la nada apareció Ella.
No la había visto nunca, o por lo menos no lograba recordar ni siquiera su rostro. . .

Me miró con una dichosa nostalgia. Como cuando la maestra nos entregaba una prueba y nosotros veíamos la solemne alegría en su rostro de haber aprobado.

Me susurro algo al oído, abrió la puerta y entro. . .

Me quedé sentado unos minutos más, la noche avanzaba implacable.
Tomé una hoja del cuaderno que llevaba, escribí unas líneas y la pasé por debajo de la puerta, con la esperanza de leerla cuando regrese. . .

Las manos en los bolsillos, paso lento pero constante, caminaba dormitando. La calle se llenaba de mariposas púrpuras y amarillas, aunque era de noche.

Desde alguna ventana sonaba “El Colmo” de Babasónicos. . .


Quiero tentar el abismo
y a la muerte estafar
volvamos a cero borrémoslo todo
y festejemos si mañana me despierto solo y feliz

Por eso canción, llévame lejos
donde nadie se acuerde de mi
quiero ser el murmullo de alguna ciudad
que no sepa quien soy

Yo daría hasta mi sueño
por ver la farsa fallar
perdamos el centro,
quemémoslo todo
y pediremos que mañana
nadie venga a hacerme cumplir

Por eso canción, llévame lejos
donde nadie se acuerde de mi
quiero ser el murmullo de alguna ciudad
que no sepa quien soy

Lo cambio todo por el don
que hace a las mujeres reír
el mundo de ellas
me hunde en sus huellas
y roguemos que mañana
me convierta en otro infeliz

Por eso canción, llévame lejos
donde nadie se acuerde de mi
quiero ser el murmullo de alguna ciudad
que no sepa quien soy
Canción, llévame lejos
donde nadie se acuerde de mi
quiero ser el murmullo de alguna ciudad
que no sepa quien soy

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viernes, 15 de agosto de 2008

Polaroid de Letras 18

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Me desperté ausente, con la imposibilidad de detallar mi sueño. Como una película velada, hice lo imposible los primeros 30 segundos en que abrí los ojos para fijar en mi mente algunos puntos álgidos de mi sueño.
De ese modo buscaba tener algunas notas mentales para después con tranquilidad construir la historia.
Evidentemente como todo sueño, no hay una linealidad narrativa, pero había una musicalidad en la cadencia de la sucesión de imágenes que me conmovió el carozo ontológico.

Logré decir casi como un titulo para mi corto hipnótico:

-Soñar con agua.

De hecho no había sido la primera vez, y seguramente no sería la última, pero en esta ocasión ocurrió algo que lo distinguía por su exquisita combinación de imágenes.

El viento no es visto, solo se ve en los otros, Es en los Otros.
Las hojas son evidencia del viento, haciendo parapente desde los árboles desgajados de otoño.
Esa fe ciega en dejarse llevar sin vértigo al destino, las hace de una humilde confianza.
El viento, señor de la cadencia, no las arrastra, las conduce.

Pero como cada otoño las hojas son nuevas hojas, la confianza en el viento no se guarda en la memoria del árbol, por lo cual, no quieren soltarse y dejarse conducir al lugar de apoyo mas próximo, para que de ese modo, yacer en la quietud marrón de su ocaso.

Algunas tienen la suerte de ser anunciadoras de lluvias antes de caer bailando a su finitud.
Las nubes hacen pogo en el cielo desesperadas, avisándonos que el agua viene a bautizarnos la tarde.

Dicen que las hojas que pasan por esta experiencia, van al cielo de las hojas amarillas, algo así como un jardín de oro, donde viven dos viejitas que hacen mantas para proteger a los Ángeles que se han jubilado, y así resguardarse de los crudos inviernos del paraíso.

Así empezó todo el sueño, con un frenético mantra de movimiento de las hojas, luego comenzaban a desprenderse y caían desesperadas, gritando de pánico.
El viento estaba como furioso, agitado, como si alguien estuviera persiguiéndolo, y él apenas podía escapar haciéndose cada vez mas veloz, mas desbastador.

La lluvia empezaba a caer, con una furia inconmensurable. Todo era una pelea de mucho odio.
Perplejo, miraba como detrás de un espejo esmerilado por la cortina de lluvia.

De pronto vi que la lluvia comenzaba a girar, y cada vez más, hasta ponerse horizontal.

Parecía una infinita hoja a rayas, como las que usaba en mis cuadernos Rivadavia forrados con papel araña azul cuando iba a la escuela Nº4 “Remedios de Escalada de San Martín” en Valentín Alsina.

Sin pensarlo, levante mi mano derecha, que estaba mojada como todo mi cuerpo, y con mi dedo índice escribí:

- YO . . .NO . . .QUIERO . . .SER . . .GRANDE.


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sábado, 9 de agosto de 2008

Polaroid de Letras 17

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Agosto siempre suele ser cruel e inclemente, pero amo el frío. El sol toma un color espeso, especial, semejante al olor de las manzanas con caramelo de la plaza los sábados por la tarde.

No sufro en absoluto el invierno, pero como decidí ir a leer al aire libre, me puse la campera de corderoy marrón que me regaló mi abuelo. La calidad es sublime y la tersura de la tela italiana, se siente como una caricia al viento.

Sabía que no elegía un libro cualquiera. La ansiedad por abismarme a la obra de Alejandra Pizarnik, me limaba el cerebro. La Poesía Completa, era una experiencia fascinante.

Busque un banco alejado de las personas, y me dispuse a leer, abstrayéndome de todo lo que acontecía en la Plaza J. B. Terán.

Leía y se me congelaba la sangre a medida que el libro se consumía con mi lectura.
Alejandra escribe “las palabras tienen filo, te cortaran la lengua”.
Nos advierte sobre la ligereza en que vomitamos palabras, escupimos manojo intangible de letras.
Debemos hacernos responsable de las palabras, cuidarlas, regarlas y esperar a que florezcan.

Todo lo que decimos no siempre tiene eco instantáneo. En ocasiones parece que no hemos dicho nada, y sin embargo, sin percibirlo, sin quizás enterarnos nunca, una frase, una declaración, un sentir que dijimos bifurca un sendero en el otro/a.

Las palabras tienen filo para lastimar, me digo en voz baja. Pero se también que son sanadoras de distancias, o por lo menos de algunas.

Cierro por un minuto el libro y me imagino a Alejandra, chaira en mano afilando las palabras que usa.

No hay opción para una sociedad de apariencia. Hay que salir sable de letras en mano a herir todos lo egos del mundo, todas las vanidades.

“Ahora y siempre, es nunca”, escribe Alejandra.
Marco la frase con mi lápiz, vuelvo a cerrar el libro meditando en lo filoso de la palabra “Ahora”. Al momento fonético de decirla, al pronunciarla ya es Siempre.

Voy bajando por Nogoyá, hacia la Av. Lope de Vega, y me digo como buscando convencerme:
-Toda la luz de los ojos es “Nunca”.

Aunque los destellos que a Martina le titilan Ahora, durarán para Siempre.

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viernes, 1 de agosto de 2008

Polaroid de Letras 16

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Cajas Negras


Hermética, volábamos en aviones impares, en líneas distintas.
Nuestras rutas de vuelos nunca corrían peligro de siquiera cruzarse.

Pero siempre estábamos en vuelo, cerca del cielo.
Palabras de alturas infinitas, subíamos y bajábamos dibujando formas individuales.

Con la seguridad y la confianza en piloto automático nos distendimos a compartir pareceres.

Cuando de repente los mapas de vuelo comenzaron a ponerse confusos.
Las rutas no estaban claras.
Quitamos el piloto automático, la velocidad y el rumbo no se modificaban.

Las rutas comenzaron a cruzarse, las figuras empezaron a complementarse.

En el cielo, del que nunca salimos, del que nunca bajamos, jugábamos a estrellarnos.

Seguros, y después de pasarnos a milímetros de distancias, hicimos parar los rumbos, las nubes no andaban.
El silencio del aire era de espera.

Sin comunicarnos más que con señales escritas decidimos usar la misma ruta, en el mismo instante, e ir hacia el mismo punto en el cielo, pero en direcciones contrarias.

Sentados sobre un acantilado con los paracaídas todavía puestos y abiertos en nuestras espaldas, nos ofrecimos nuestras cajas negras, sin seguro, sin trabas.

No nos cruzamos en los recitales a los que fuimos exultantes de vida, pero cuando sonó Final Caja Negra, sin saber ya habíamos empezado a conectarnos. . .todo empezó mucho antes sin que lo supiéramos evidentemente.

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viernes, 25 de julio de 2008

Polaroid de letras 15

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Nadie sabia de que modo los ojos se le despegaban del cuerpo. Aquella noche la encontré dormida sobre un sol que la abrigaba, se sentó al escuchar mis pasos que sin duda no fueron todo lo silencioso que pretendía.
Estaba muy flaca, decía “el arte sostiene, la música sana”, y sin mirarme se sentó sobre un colchón de hojas secas y me decía, “así, así estoy ajada de todos, seca de mi”

Me senté a escucharla, y busqué sostenerla de algún modo, pero seguía sin mirarme.

De pronto agarró una piedra de la calle y empezó a escribir en el asfalto, todo era palabras, la cuadra fue un gran libro de poemas truncos, sangrados, sin destino, sin ninguna posibilidad de permanencia.

Hacía siglos que no la veía, y fue tal el impacto que podía ver de que modo las letras se comenzaban a prender fuego y flotaban amenazantes.
La cuadra se hizo hoguera, la perdí de vista.
Corrí entre el fuego y solo veía mas fuego. Más corría, mas aumentaban las llamas hacia arriba.

Agotado y sin aire, caí sobre una D y una J. El fuego se desvaneció por completo.

Aparecí solo en una calle de mil estrellas, me senté a esperarla, con la esperanza en la boca para salvarla de ella.

Gritarle que lo que muchas veces nos incendia el Yo, es fuego de una combustión interna, y cuanto mas soplamos para alejar las nubes, mas oxigeno, mas combustión, mas llamas.

El fantasma que vagabundeaba por las calles de Caballito esa noche no durmió bien.


Con un sueño a punto de devorarme, llegue a casa, sin saber quien era, como era.

Sin la mínima certeza de que había pasado, sentía la sensación de haberte mirado lo suficiente para quedarme la eternidad bordándole lentejuelas a la foto de edificios vieja que me regalaste.

Les cuento que no se bien como hice para despertarme al otro día, solo se que llovía y ni vestigios de mí.

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viernes, 18 de julio de 2008

Polaroid de Letras 14

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La canción casi perfecta “Estaciones” de Rosario Blesfari, resuena una y mil veces en mis auriculares. Pequeño rezo de una misa solitaria a la que solo yo asisto en presencia de todos.

De algún modo todo lo constituido en la vida, cumple con sus estaciones. El tiempo empuja la sangre, como lo hace con la savia, así como también con el hipo del alma.

Es fundamental podar los textos, las palabras, las letras.
Exponer menos para decir muchos más. Decir no nombrando y dejando el espacio a que la reconstrucción mental de quien lee, expanda una miniatura de signos como son las palabras a la construcción de mundos eternos e infinitos.

Los tiempos de poda son inevitables en la vida como en los textos, constituyen un definitivo encuentro con la sensatez de lo que quiere seguir siendo.

Podarnos los pensamientos, las relaciones, los vicios, las angustias, las alegrías instantáneas y fugaces, ver la savia de la verdad en llaga viva.

Podarnos las palabras, el discurso seductor, la neurótica impulsión a hablar todo el tiempo, la soberbia de tener razón, la autoflagelación de nuestros deseos.

Podar nuestros objetos, lo que tenemos, lo que no.

Jardineros de un jardín incierto, solo la poda hace reales las esperanzas de vida nueva.

La curiosidad está en que si no podamos, lo que esta enfermo contagia al resto y extingue el vergel.
El dolor de la poda, la incertidumbre por lo que queda y la inseguridad de lo que vendrá, son necesidades de sentido común, o podríamos decirlo hablando del alma de “afecto común”

Ser capaces de abandonarnos a la certeza de lo mínimo que nos deja el paisaje podado, sabiendo-sintiendo-intuyendo que la herida expuesta, es ya vida naciendo.


Al cortar, al podar, vemos la herida en “carne viva” que expone la poda. Esto solo es la evidencia de la vida en su costado mas desnudo. Muestra la cruel e invariante necesidad de renovación para seguir existiendo, obligándolo a nacer de nuevo. Es necesaria la muerte de lo que ya no es, para que sea algo nuevo. Estaciones.

En ese instante donde la realidad mas palmaria e íntegramente real, descubrimos que la vida vé.

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viernes, 4 de julio de 2008

Polaroid de Letras 13

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Son las tres de la mañana y la televisión de mi habitación se muere de sueño.
No me acostumbro a vivir solo, y valga la estúpida ironía de pensar que se puede vivir de otra manera, cuando solo somos nosotros.
Mas allá de mí, es todo lo otro, el resto del mundo que no soy yo.

Hoy tuve ganas de escribir un texto encriptado, será que mi exilio me lleva a cerrarme en mí y en vos, que nunca recibirás este email.

Me acosté despacio, sin vencer el limite que hacia de esta cama un mundo para dos.
En este hemisferio lo único que alumbra es el recuerdo de tu sol interior.
Cada 5 minutos amanece y 10 minutos después todo vuelve a ser noche.
Los árboles se desvanecen de vergüenza por no volver a alcanzar ningún fruto tuyo.

La sandias por doquier, guían a la nube errante de alguna palabra en taiwanés, que aparecen en las miles de notitas que me escribiste diciendo que yo te recordaba a los artistas orientales.

La luna no daba luz, solo estaba allí, esperando por ser nombrada.

Quien fue capaz de dividirnos?
Quien tomo la decisión en el principio de los siglos de que vos y yo No seamos uno?

Como zombies de la palabra, errabundos de este patético mundo, fuimos obligados a buscarnos sin mapas, sin saber nuestros nombres, ni conocernos el rostro.

En todo el transcurrir de mi tiempo habité como un loco con una navaja de fuego, intentando herir a la eternidad y así detener el tiempo.

Un conejo de mazapán se dio cita frente a mí, justo antes de que Alicia los viera caer en el hueco del país de las maravillas. Y juro que los masacre para que dieran algún rastro de tu pelo, y no dijeron nada. No tuve mas remedio que masacrarlos a sobredosis de chocolate amargo.

Escalador de todos tus sueños, me siento un prófugo de mi destino, alguien se robó el guión de mi vida y acá estoy esperando bajo toda esta lluvia de letras que me moja esta ropa harapienta.

Recuerdo la lluvia en Baltimore, y como un rompecabezas las fichas caían todas desordenadas, armando la foto de miles de cables de esta ciudad buena sin aire.

Se que vos no me estas buscando y yo te busco quieto, sin mover un solo dedo para encontrarte. Quizás me da pánico saber que alguna vez puedo verte nuevamente sin recordar siquiera como festejaba la comisura de tus labios las conquistas nocturnas.

jueves, 26 de junio de 2008

Polaroid de Letras 12

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No puede tener demasiado sentido esa insoportable sensación de no poder estar sin recordar.


Deberíamos hacerle trampa a nuestra memoria. Quizás con probar en jugarle una partida de truco, y amablemente invitarla a irse.

Quien dirigirá la aduana de los recuerdos?

Esta condena de no poder estar sin pensar, sin poder estar ocupando un lugar en la cabeza, desordena las fichas de un tablero, al que le están empezando a sonar algunas alarmas.


Decir adiós a lo que fuimos nos hace caminar con la mochila mas vacía y eso aliviana el camino. Nos ayuda a no retrasarnos en sostener algo que pesa y debería renacer por si.


Nos animaremos a jugar con la posibilidad de perdernos, y tener que empezar de cero?


Cuanta certeza tenemos de poder reconstruirnos nuevamente?


Tememos descubrir que como dice John Cage “cuando nos sacamos el mundo de nuestros hombros nos damos cuenta que no estaba sostenido por nosotros”?

No hay posibilidades de alojar en un locker para uno, dos sacos.

Entonces si no desalojamos, no alojamos.

Las cosas vienen cuando tienen lugar para acomodarse en nuestra vida, si no le damos ese lugar soltando lo que ya no nos necesita o necesitamos, no llegara. O así como se insinúa llegando, desaparece lastimando.


No aterrizará ningún avión hasta tener certeza de que la pista esta despejada para ingresar.


Capitalistas de intangibles, usamos nuestra alma como caja de ahorro con intereses a cobrar.


Se dice que el maestro aparece cuando el alumno esta preparado, así sucede con todas las cosas. Generar el lugar. Abrir las puertas de los sentidos de par en par, esperando que todo vuelva a nacerse cada día.


Nacer del espíritu le dijo Jesús a Nicodemo, ese nacer de nuevo cada día desde el espíritu.


Estrenarnos el traje de Humanos cada mañana. Lustrarnos los pies que van hacia los otros.


Me desperté temprano, antes que el despertador, y vi a los árboles como guardianes de la tierra que custodiaban celosamente al viento.

Dije listo, es solo un problema de ajuste de sintonización de los que tiene el zapping.


Lastima que nuevamente con la mente ocupada de temas “urgentes” descuidamos los importantes.

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viernes, 20 de junio de 2008

Polaroid de Letras 11

Yo Terry Omak asumo el compromiso de escribir un “Diario de Certezas”.

Acumularé todas la verdades posibles de asimilar en mi cuerpo y en mi alma.

Haré un trabajo minucioso capaz de no dejar librado al azar ningún segundo torpe e inseguro que de signos de alguna debilidad interior.

Los trabajos serán arduos pero será preferible a rayar con un vidrio roto y sucio cada letra de personalidad.

Los edificios interiores han mostrado algún fortuito símbolo de fisura.

Si, diré fortuito pues no le daré el gusto a esta alma sensible de justificarle estas galimatías de sentido interior.

Las lagunas están algo contaminadas pero reconstruiré cada una de ellas, como un artesano del agua. Toda mi ciudad interior será como Utopía de Tomas Moro.



Sé que debo ser lo mas detallista posible, algo así como un viseccionador de todas mis afirmaciones. Esta vez no dejaré que los volcanes erupcionen y me lleven a una nueva crisis y pongan en riesgo “La ciudad de Mí”.

Debo recordar la cantidad de veces que he tenido razón, porque he tenido razón miles de veces, y los demás también lo han reconocido. Soy alguien sensato a quien no le hacen falta toda esa sensiblería de buscarse a si mismo. “Yo soy el que Soy” dice Dios en la Biblia.

La tarde del sábado cae profunda y sigo con muchas de las ideas principales que desarrollaré en mi diario. Estoy seguro que al escribirlo y leerlo una y mil veces, será como un mantra de certidumbre, algo así como un jaculatoria del que quiere ser y soy.



Entré al edificio y sonreí amablemente a todas las personas que me crucé durante el trayecto al ascensor, la señora del 5°C, siempre con ese olor a desodorante de ambiente, el señor del 8°B impecable hasta en el modo de llevar una bolsa de pan en la mano.



Bajé del ascensor y me encontré con Lucrecia, un ser luminoso de pelo negro y ojos celestes, la mire con el mismo asombro de siempre.

Seguro que ni se dio cuenta de esta lucha interna que golpea por salirse y llevo días tratando de mitigarla a palabras implacables en mi “Diario de Certezas”.



En la mano lleva un libro que yo le presté, “Esculpir en el Tiempo” de Andrei Tarkovsky

Me mira y me dice:

-Los estoy leyendo, y me esta haciendo reflexionar mucho, ayer marque una frase, mirá.

Me lo acerca para que lea en la pagina 218:

“Para mí, una crisis interior es siempre un signo de salud”

viernes, 13 de junio de 2008

Polaroid de Letras 10

Tomé el camino mas largo y me cambiaste los carteles, bifurcaste el destino.

Le pregunte a una anciana que en la calle pedía pan, ni monedas, ni plata, pedía pan, y solo lograba que le rompan el pescuezo del corazón.

La miro y sin que le diga nada me dice:

-Por aquí nunca había pasado ningún Solcito.



Subí al auto, con la certeza de que estos dos mimos vestidos con pana negra habían desdibujado todas las señales del camino.

Durante 25 minutos todo fue silencio, parecía que Buenos Aires se había quedado muda.

Puse música para no estar solo. La soledad es infiel y no es bueno confiar en ella.

Escuchar Radiohead siempre nos sintonizó los cuerpos. Como un afinador de almas nos hacia notar cada tristeza desafinada.



Velado por la púrpura sinfonía de tu cuerpo, me siento aborrecible. Entomólogo de todas estas viejas casas a las que odio porque me hacen acordar a vos.

Nunca entendí demasiado la entelequia de los sentimientos, solo sé que tu dolor me tiño el alma para siempre de color “sombra”.



A tientas por este subte para ciegos, estoy dando vueltas sin saber en que estación debo bajarme para encontrarte.



A los gritos de mis remordimientos, me pare frente a tu casa y espere a que te durmieras. Recite en una voz muy baja un sermón fúnebre para que todo nos duela menos.



Arrojé todo esta confusión al mar de las zanjas.

Me despoje de todo lo que me duele.

Me desnude de cada filtro que me protege de todos.



Como un perro abandonado bajo la lluvia, recorreré la ciudad y llegaré con mi sentido de la pertenencia a vos hasta encontrarte y decirte que soy aborrecible, un hipócrita de la palabra, un cirujano de las mentiras, contador de penas, arquitecto de universos paralelos, dios de una secta de seres abandonados por vos, por vos, por vos, por vos, por vos. . . .

Y vos sos tan especial, la puta madre como desearía ser especial.





Creep (Radiohead)

When you were here before,
couldn't look you in the eye.
You're just like an angel,
your skin makes me cry.
You float like a feather,
in a beautiful world
I wish I was special,
you're so fucking special.

But I'm a creep, I'm a weirdo.
What the hell am I doing here?
I don't belong here.

I don't care if it hurts,
I want to have control.
I want a perfect body,
I want a perfect soul.
I want you to notice,
when I'm not around.
You're so fucking special,
I wish I was special.

But I'm a creep, I'm a weirdo.
What the hell am I doing here?
I don't belong here

She's running out the door,
she's running,
she run, run, run, run, run.

Whatever makes you happy,
whatever you want.
You're so fucking special,
I wish I was special,

but I'm a creep, I'm a weirdo.
What the hell am I doing here?
I don't belong here,
I don't belong here.


Aborrecible (Radiohead)

Cuando estuviste antes acá,
no pude mirarte a los ojos.
Sos como un ángel,
tu piel me hace llorar.
Flotás como una pluma,
en un mundo hermoso.
Me gustaría ser especial,
mierda que vos sos especial...

Pero yo soy aborrecible, soy un tipo raro.
¿Qué carajo hago acá?
No pertenezco a este lugar.

No me importa que duela,
quiero tener control,
quiero un cuerpo perfecto,
quiero un alma perfecta.
Quiero que te des cuenta
cuando no estoy por acá,
mierda que sos especial,
me gustaría ser especial a mí.

Pero soy aborrecible, soy un tipo raro.
¿Qué carajo hago acá?
No pertenezco a este lugar.

Ella se está escapando por la puerta,
corriendo,
corre, corre, corre, corre.

Lo que te haga feliz,
lo que quieras.
Mierda que sos especial,
a mí me gustaría ser especial.

Pero soy aborrecible, soy un tipo raro.
¿Qué carajo hago acá?
No pertenezco a este lugar.
No pertenezco a este lugar.

viernes, 6 de junio de 2008

Polaroid de Letras 9

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Terminé de leer hace unas semanas un libro que me prestó mi amigo Alberto, se llama “Las Ruedas de la Vida”, y sigo sacándole disfrute, algo así como las distintas calidades de aceite de oliva según el número de prensadas.

Sinceramente sé que de este libro haré varias “Polaroid…” pero cuando leí la frase “la abundancia del instante”, todo tomo forma de rompecabezas, con la responsabilidad de armar todo mi mundo de nuevo.

Lo llamé a mi amigo Leo y le leí la frase, se quedo en silencio, argumento algo para no perturbarme más, y terminamos hablando de cosas del pasado, anécdotas de adolescentes.

Se que al igual que a mí, la frase le impacto en su estructura.
Es un tema recurrente en cada encuentro de filosofía barata que practicamos.
Saber reconocer los momentos que serán únicos y nos durarán para siempre.

Los años nos van dando alguna idea al respecto, un proyecto con problemas de tiempo, es irrecuperable, el tiempo es irreversible. Solo los proyectos con problemas de costos, son posiblemente reversibles a mi modo de ver.

Emiliano Contino siempre dice “si se soluciona con plata es barato”.

Entonces, soy rico en saber captar cada tanto la verdad del tiempo. Y entender que hay encuentros que son únicos y duraran para siempre.

Saber a tientas la enorme dicha de vivir los momentos.

Hasta los momentos malos, ya que estos nos ayudan a optimizar los tiempos de los acontecimientos venideros.

Discernir lo importante de lo contingente.

Es verdad que no siempre tenemos la lucidez, ni la edad, ni las ambiciones, para aprovecharnos de las oportunidades que nos dan los acontecimientos.

Algunos guiños de la realidad me hacen ver detrás del velo y aprovecho la oportunidad de verlo.
Como cuando Martina me pide que me quede sentado en su cama hasta que se duerme. Ahí comprendo palmariamente que el “mañana” es cuento. Todo es presente y el tiempo no es eterno, es momento.
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Polaroid de Letras 8

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Carta para la “Nueva Vos”


Día 0: Venís y me decís que hay una Nueva Vos, que no soportas más a la Antigua Vos.


Día 1: La Nueva Vos vino a decirme todo lo que se cambia por el otro y para el otro. En realidad habías cambiado para vos sin preguntarme a mí si prefería a la “Antigua Vos”.


Día 2: Era sospechoso ver que mi llave no abría como habitualmente lo hacia tu cerradura y pensé que solo era una desconcentración de las bisagras, como alguna vez me paso a mí.


Día 3: La Nueva Vos me pedía que naciera un Nuevo Yo, y yo no puedo entender tu pedido para que sea alguien distinto, sí vos te enamoraste de mi Antiguo Yo.
Un amigo me dice que “el amor no existe, solo es una construcción intelectual”
Que es lo que de Vos no te gusta de mí?


Día 4: Las cosas siguen igual, no hay cambios. Tu irritabilidad me duele en los labios que no se acostumbran a sentirte el sabor a bronca. El azúcar se te retiro quien sabe donde. . .
Mi amigo insiste “solo existe una posibilidad para el amor” y aclara “en el caso que existe eso llamado amor”.
Si es así elegiría gastarme la posibilidad con vos.


Día 5: Explicale a mi cuerpo toda esta contractura de frío que sufre desde hace días ya que tu Nueva Vos está meditando la vida en busca de respuestas interiores, pues necesita mas espacio para pensarse.
La ahogan las heridas del pasado anteriores a mí y a tu Nueva Vos se le ocurre facturárias a mi nombre.


Día 6: Leo y releo todos tus emails y mensajes de textos para saber si tu Antigua Vos evidenciaba algún descontento y solo hablaba de plenitud.
Si la encontrás decile que la extraño.


Día 7: Tu Nueva Vos, me escribió y me habla de crecer diciendo adiós. Resolvió sus problemas alejándose del presente. Le dije que es raro que el futuro se encuentre fuera del presente y sin pasado.


Día 8: Es un hecho que tu Antigua Vos no volverá, y tu Nueva Vos me pide que surja un Nuevo Yo para que juntos cambiemos hacia una “La isla sin pasado”.


Día 9: “La isla sin pasado” fue un fracaso, no resultó, pues mi pasado es tu Antigua Vos y no suelo olvidar los momentos de enorme felicidad. Tu pasado en cambio es algo más remoto que Yo.
Tu Nueva Vos compra un futuro y no puede pagar su hipoteca del pasado e intenta derivarme a mí la deuda.


Día 10: No se quien es Tu Nueva Vos y no se quien soy yo. Sin Vos no hay Yo.
Llevará un tiempo construir un Yo que no necesite de Vos.


Día 11: Me levanté y por cuarto día consecutivo el silencio de mi casilla de email me dice que no vas a comunicarte y me desperezo solo sin ayuda.


Día 12: Decidí no ver más a tu Nueva Vos y quedarme con el recuerdo de tu Antigua Vos.



PD: Escribo esta carta mientras escucho una y mil veces la canción de Departure Lounge “ The New You” que si no fuera hombre me haría llorar hasta secarme, pero como suele decirse “los chicos no lloran”.
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jueves, 22 de mayo de 2008

Polaroid de Letras 7

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Se despertó ahogada de lluvia, el silencio en la casa oficiaba de soundtrack de la soledad.
La ventana de la cocina una y otra vez lloraba por que el viento la molestaba. La acarició cerrándola y dejo de hacer ruido.

La luz era la del fuego, dos hornallas prendidas como sirios de un ritual del primer día del otoño. No ir a trabajar era decisión tomada, solo restaba saber que hacer con toda esa cantidad de horas a solas consigo misma.

Estar y no estar, ser o no ser, dilema ancestral escrito con sangre en la calaveras de la historia de la humanidad.

Cada movimiento cotidiano de los hechos hacía estragos en su estructura de vida.

Se había vuelto una obsesión el irse, fugarse hacia algún lugar, catapultar la vida por un pasatiempo eterno. Ser solo por superficialidad, todo lo que no se puede ser por aceptación.

Irse y dejar que el tiempo decante los problemas, volver cuando los acontecimientos hayan resuelto las cosas por ella, o quizás no volver nunca más.

Tenia la idea que cuando uno no interviene las cosas, estas se resuelven de un modo u otro.
Pues una vez encarrilada la dirección del tren, solo debemos subirnos y aceptarlo, y de esa manera evitamos tomar la responsabilidad del destino de los vagones.

No hay heridas que no sanen con el tiempo, solo que son inevitable las cicatrices.

Todo estaba decidido, salió al jardín, la lluvia era incesante, desenterró un camafeo de su abuela materna, lo limpio con el agua de las gotas, acumulaba 25 años enterrado allí.

Arrancó todas las Flores, una a una. Los Pájaros miraban desde su nido en el nogal ancestral, perplejos.

La valija la esperaba lista con ansiedad, se despidió de las Violetas del florero mexicano que siempre adornaban la mesa.

Cerró la puerta con ira, las cortinas se marchitaron.

El sol volvía a buscarla cada mañana, pero solo le respondían amarrados en un tender, dos pañuelos de batista con iniciales bordadas, que olvidó para siempre.
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jueves, 15 de mayo de 2008

Polaroid de Letras 6

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“Todo salto al vacío duele más en el borde que en el fondo del pozo”, escribí algún viernes del año pasado cuando “Los textos de los viernes” no tenían fecha de vencimiento.

En muchas ocasiones se hace imperioso hacer la experiencia de enfrentarse al minotauro, sabiendo que no tenemos el hilo de Ariadna capaz de sacarnos del laberinto.

Ante todo sabernos capaces de develar el enigma y así acabar con el miedo a ciertos “entes” cosas o situaciones.

Generalmente estos miedos son mas una construcción intelectual perfectamente armada por nuestra mente (inconsciente/subconsciente, quien sabe, pregúntenle a Freud), lejos a veces del mundo real o físico.

En ocasiones no medir las consecuencias, es el combustible exacto que necesitamos para dar un verdadero salto cualitativo o cuantitativo.
Marcar un delta que se despegue de la meseta que en muchas ocasiones es casi un valle.

Somos en general minuciosamente pre-deterministas.
Medimos con un calibre de precisión cada paso a dar, sin embargo quizás cuando más preocupados por determinar al milímetro los pasos nos atropella del flanco que menos esperábamos un tren de carga, y todos nuestros cálculos fueron desechos, imprecisos, por no decir estúpidos.

Cada acto esconde intenciones y en la medida que no sinceremos las intenciones, fallaremos en la ejecución de los actos. Esto llevara sin duda a frustrarnos por haber fallado en el “acto”, cuando en realidad no fuimos sinceros con nuestro motor de acción.

Ser “adultos morales” es hacernos cargo de nuestros verdaderos deseos, luego vendrá la evaluación de las consecuencias, y la necesidad o no de los actos.
Pero sin duda, el daño de frustrar nuestros verdaderos deseos nos hace estragos en el “carozo ontológico” como me dijo una vez una psicóloga.

La tarea es disfrutar del durazno, sabiendo de antemano, que en un determinado mordiscón, rozaremos el carozo, y ahí la sensación de escalofrío.
No pasa nada, solo es haber llegado con nuestro deseo a lo más hondo de nuestro ser. Grata sensación diría, poder/saber llegar hasta lo mas hondo de nosotros sin miedo.
El miedo paraliza, y eso nos hace actuar torpemente sin ningún tipo de disfrute de ningún deseo.

A disfrutar de los hondos deseos, “Aun de los inconfesables” diría un gran amigo.
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viernes, 25 de abril de 2008

Polaroid de Letras 5

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Descubrí a Anna Kazumi Sthal por medio del ADN (Suplemento Cultura de La Nación), con un cuento inédito, y de ahí salí a buscar su primera novela. “Flores de un solo día”

He leído de un modo desesperante este libro que me atrapó.
No se si fue esa angustia que me despertaba el gran vacío del pasado de Aimée (hija), o quizás hablar de un pasado velado en el consciente del día a día.
O quizás el universo silencioso y ajeno al mundo que representa Hanako (madre).

Esa simpleza de vivir solo construyendo el presente con lo que se da, sin desear, sin esperar nada por venir. Una austeridad de esperanza.

En realidad me apasionó el modo en que Hanako vive con varios mundos paralelos, pero con la particular sabiduría de lo eterno en cada fuga del segundero, pudiendo de ese modo disfrutar cada universo a la vez, sin la menor nostalgia por el otro. Con lo cual nunca son paralelos, son encadenados uno tras otro viviendo cada eslabón con total dulzura por lo cotidiano.

Sería vivir el ahora lisa y llanamente. Aprehender la fugacidad de los momentos.

Desarrollo de relatos que llegan a su clímax cuando arribamos al pasaje cuando Aimée dice “No hay flores de segundo día, porque hay otras flores, nuevas y frescas”. Entonces no se guarda ninguna, porque no hace falta.
Sin embargo hay alguien que cree que se pueden guardar, como un acto desesperado por fotografiar los sentimientos, congelar el viento.

Lo que se guarda y no se usa se marchita.

Muta en una idea que se encalla y termina devorada por las pirañas del segundero.

Aquellos para los que sí puede guardarse lo “sentido”, lo que late, no ven lo marchito.
Guardan para contemplar lo que pudo haber sido.
Por miedo a ser solo un día, eligen que no sea nunca.
Prefieren la seguridad de lo marchito a la volatilidad de un perfume que durara para siempre.

Apostar el pleno a un Hoy intenso, es tener total confianza en la suerte de mañana, o en la capacidad de transitarlo aguantando todas las consecuencias.
Es dar todo sin temer nada. Es saber que esa flor de un día, nombra a todas las que vendrán, cada nuevo día en real o en el recuerdo de lo único vivido.
Certeza de milagros, Fe en aquello que se espera.

O quizás la verdadera dimensión e intensidad de un momento que durara para siempre.
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jueves, 17 de abril de 2008

Polaroid de Letras 4

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Es Sábado y la ciudad esta prendida fuego.
Sonó la alarma y se largo la cacería a gran escala. Todos somos devorados devoradores.

Nunca más seguro del CD a elegir para musicalizar la expedición “Dirty” de Sonic Youth.
La música despellejaba a diestra y siniestra los semáforos de la avenida.
Mi auto negro como un murciélago viajaba a ciegas.

Ojos fagocitadores de pieles hacen de Buenos Aires un gran templo del deseo.
El cielo nos anuncia que no hay piedad para los cuerpos. Todo es alimento.

Recorro la ciudad viendo según la zona el juego de los guerreros.
Princesas caníbales pueblan los bares de todo este reino.

No hay tiempo para el minué de los buenos modales de seducción, solo una gula desbordante. El tiempo en espera es veneno.

Te vi y me miraste. Cumplí la regla de los cinco segundos de miradas en celo.
Dispuesto a concederle a tus fronteras todo el tiempo, hable hasta vencerte todas las defensas.

Invite a tu cuerpo a la jaula del domador, y prometiste un espectáculo de mil verbos.
El lenguaje del cuerpo es menos rico en adjetivos, todo es guturales alaridos de ritos añejos.

Descubrí todo tu dialecto y no sabia que nombre le seguía al primero en tu documento.

Como “banda de sonido” de pensamientos sonaba furiosa la canción “Drunken Butterfly” y repetía incesantemente “I love you, I love you, I love you, what´s your name?”

Banquete de ciegos, te serví y me serviste una cena inigualable, como si hubiéramos inventado el hambre de nuevo.

Leí con mi lengua un texto en braille escrito en cada rincón de tu cuerpo. Recordé a Greeneway y la película que vi mil veces “Escrito en el cuerpo”. No valía ni la pena explicarte sobre este director de cine tremendo, sobre su versión de La Tempestad, si acababa de estallarte una tormenta.

Volvimos a la calle, ahora todo era silencio, la ansiedad por despedirnos hizo que nos olvidáramos de anotarnos los celulares.
O acaso fue el miedo a que la magia nos haya sido regalada solo por esa noche.
Quizás la memoria nos insinúo no volver a vernos.
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martes, 15 de abril de 2008

Polaroid de letras 3

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Vuelvo cansado y todo en la casa es silencio, me pareció hasta extraño que los gitanos de al lado no estuvieran en la puerta de calle.

Todo esta a oscuras y el reflejo de la calle camufla a la mesa de álamo que oficia de comedor.

Por unos segundos me detengo y me pregunto el misterio de las vetas de la madera.

Voy hasta mi habitación para colgar el traje, luego me preparo para bañarme y pongo la ropa a lavar. Sigo en silencio, paso por la tele, dudo y me repliego. Mejor no prenderla todavía, es una compañía que no acompaña.

Entonces me entusiasma la idea de poner música, miro y recorro con la vista una larga lista de CD, The Smiths-The Housemartins-Jorge Drexler-Massive Attack-Leo García-Los 7 Delfines . . .Erick Satie. Me detengo en ese nombre que te nombra, y lo pongo.

La casa se inunda de pianos, todos los objetos son teclas. Las juntas de la cerámica de la cocina ofician de pentagrama.

Recién bañado me desplomo sobre la cama buscando un punto fijo del cielorraso para perderme y dejarme llevar a la nada del descanso. La música sigue pintando la casa, pero la escucho lejana.

Me detengo mirando el solado de mi habitación que solo se ilumina por mi velador heredado.

De la calle entran y salen reflejos, como ladrones del alma de los muebles.

Los muebles de mi casa son camaleones, las luces de la calle los camuflan, como lo hace el sol durante el día. Se visten según la ocasión.

Como un astrónomo de pisos, descubro mundos en cada tabla del parquet de mi habitación.

El Viraró es un tipo de universo muy particular. En cada pieza de madera hay miles de historias, de paisajes desolados, de desiertos olvidados, de lluvias felices.

Hay historias de veranos limpios sin una veta.

Hay historias de primavera con pequeñas pinceladas, con pintas como una alergia.

Hay historias de otoño, en donde su alma empieza a ponerse triste y la asalta la sombra, manchándola.

Hay historias de inviernos donde se apaga hacia adentro replegándose. Se oscurece y es un infinito paisaje nevado y solitario.

Pero la gran incertidumbre me las provocan las “manchas”, los denominados “nudos”.

Que accidente?

Que dolor?

Que incógnita de la naturaleza hará que aparezcan estos agujeros negros de las astillas. Estos lunares profundos.

Los árboles son un gran misterio.

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Polaroid de letras 2

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Sábado a la noche en Buenos Aires, es febrero y el calor asfixia.

Anochece como si un gran frasco de tinta china se hubiera volcado en el cielo y todo se oscureciera.

No se bien porque, pero esa noche el 166 demoró mas de lo que correspondía.

Igualmente nada me apuraba, solo esa ansiedad del encuentro.

Nada aseguraba el éxito total de la epopeya que veníamos emprendiendo, pero era imposible no asumir aquella batalla final.

En la parada me hacían “compañía”, dos adolescentes que de un modo grandilocuente, intercambiaban anécdotas obscenas como cadenas de un rosario.

Por momentos resultaba insoportable ese murmullo y las risas de vidrio rajado. Me incomodaba no poder pensar de qué modo empezaría a explicarle todo las toneladas de cosas que me pasaban.

Llego el 34 y las precoces rezadoras de erotismo barato subieron y se fueron.

Como una aparición, el silencio se hizo presente, la avenida Juan B. Justo era pura soledad de un amarillo asfixiante, dado por las luces de la calle.

Dos minutos después aparece el 166, subo y el chofer no mira siquiera quien sube, espera mi indicación y marca la maquina. El viaje al campo de batalla es un hecho.

Trato de perderme en miles de patentes, investigo los ventanales iluminados de los edificios, buscando inventar una historia con dos o tres datos que me revela la velocidad del colectivo.

Siento como si no habría ni un mínimo lugar para nuevos pensamientos, todos los cajones de mi mente están vacíamente ocupados.

Esa sensación como cuando volvemos de un recital que el silencio de la noche nos aturde.

1: –No hay lugar para después, todo es Ahora.

2: –Todo ahora es una pesada carga para siempre, como vivir con el todo y tener las manos vacías.

1: –Yo no pido ni todo ni nada, yo pido un Ahora, siempre es presente.

2: –Pero nuestros presentes son bifurcados caminos, casi paralelos –respiró profundo y afirmó-

Paralelos. Vos tenés un presente, y yo no tengo consuelo.

1: –Yo supe de mí por vos. Vos supiste de vos por mí.

Entender la verdadera dimensión del ahora es ser dueños del futuro, modeladores de nuestro pasado y domadores del presente. Es Ser.

San Benito de Palermo esta en llamas, mis ojos destellaban.

Bajo por Soler llegando a Juan B. Justo, hay folletos abandonados en la zanja donde se anuncia que Los 7 Delfines tocaran en La Trastienda hoy a la noche, a las 23hs reza el panfleto y enfatiza “puntualmente”.

Lo llamo a mi amigo Adrian Cabe le cuento del recital y pactamos encontrarnos.

Paro un taxi, todo adquiere construcción de bálsamo.

-Hasta Balcarce y Belgrano –dije perezosamente. . .

Fueron 25 minutos de silencio, que me costaron 18$.

Empiezan los primeros acordes de “Vendado y Frío”, Richard Coleman es parasicólogo de los desterrados. Lee mis desafinados sentimientos.


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Polaroid de letras 1

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“Un lago en el cielo, es mi regalo

Para olvidar lo que hiciste”

Hoy hay menos gente en la calle. Como si la mañana anochecida todavía invitara a no salir . Esa remolona idea de “salir” estando tan cómodamente cobijados en nuestra morada. Esa pereza por irnos a vivir el afuera, cuando es tan suavecito este vivir dentro.

Es viernes y el viento sopla con la suavidad de una pana. La calle solo esta habitada por árboles, y algún auto que circula como pidiéndole permiso al asfalto.

Salgo de casa y me pongo los auriculares, me habita esa cosquilla de adrenalina que surge al ponerle soundtrack a la vida de todos los días.

Comienza a sonar la música.

Como un mantra pagano repito una y mil veces la escucha de “Un lago en el cielo”.

No logro borrar este tema del pendrive.

Una vez por semana cambio todo la música que llevo a todos lados, pero es mas fuerte que yo y el tema de Gustavo Cerati perdura como el miedo a la oscuridad que guardamos desde chicos.

Platón decía que las almas antes de entrar en tierra, pasaban por un lago que al bañarse olvidaban por completo todo lo anterior. Las ponía en “blanco”.

Sobre la mesa de madera del patio, escondida entre varias plantas hay una vasija de vidrio.

Inventare un lago artificial cada día.

Como un rito de noche, sumergiré las manos, mojare una venda y me humectare los ojos.

Olvidaré? Olvidarán?

Luego de varios días, mi lago artificial no funcionó.

Recostado en mi hamaca paraguaya pensé que quizás ese lago que nos salvaría del pasado que vuelve una y otra vez, que condena a nuestra memoria a un péndulo de recuerdos, pueda ser una trampa mortal. Un “espejismo que aumenta la sed”. Y la medida de nuestra sed, es del tamaño del angular de nuestros ojos.

Lo mejor es ir despacio para encontrarse, y saber que el tiempo dura lo que un puñado de arena en nuestras manos.

Me alegre de que mi mini-lago artificial borrador de recuerdos no funcione.

Después de todo, para avanzar es necesario fundar sobre firme, y solo se logra con heridas profundas en la tierra, con pozos que busquen hasta el mejor suelo, el de mayor resistencia mecánica.

Pero si hubiera funcionado?

Que duele mas, el recordar que olvidamos, o el olvidar los recuerdos?.

Imposible empresa a desarrollar, más aun cuando se sabe por nuestras marcas cuanto hemos dejado.

Sentir algo que nunca sentiste, es estrenar los sentidos de nuevo.

Como nacer, siendo otros al sentir de un modo distinto a la bitácora de olfatos, dactilares, gustativas, visuales y auditivas que nuestros sentidos apuntan detalladamente.

El inconmensurable placer de sentir. Sabiendo por Sentir y no por saber lo que “sentimos”.

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