viernes, 1 de agosto de 2008

Polaroid de Letras 16

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Cajas Negras


Hermética, volábamos en aviones impares, en líneas distintas.
Nuestras rutas de vuelos nunca corrían peligro de siquiera cruzarse.

Pero siempre estábamos en vuelo, cerca del cielo.
Palabras de alturas infinitas, subíamos y bajábamos dibujando formas individuales.

Con la seguridad y la confianza en piloto automático nos distendimos a compartir pareceres.

Cuando de repente los mapas de vuelo comenzaron a ponerse confusos.
Las rutas no estaban claras.
Quitamos el piloto automático, la velocidad y el rumbo no se modificaban.

Las rutas comenzaron a cruzarse, las figuras empezaron a complementarse.

En el cielo, del que nunca salimos, del que nunca bajamos, jugábamos a estrellarnos.

Seguros, y después de pasarnos a milímetros de distancias, hicimos parar los rumbos, las nubes no andaban.
El silencio del aire era de espera.

Sin comunicarnos más que con señales escritas decidimos usar la misma ruta, en el mismo instante, e ir hacia el mismo punto en el cielo, pero en direcciones contrarias.

Sentados sobre un acantilado con los paracaídas todavía puestos y abiertos en nuestras espaldas, nos ofrecimos nuestras cajas negras, sin seguro, sin trabas.

No nos cruzamos en los recitales a los que fuimos exultantes de vida, pero cuando sonó Final Caja Negra, sin saber ya habíamos empezado a conectarnos. . .todo empezó mucho antes sin que lo supiéramos evidentemente.

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